Todos somos conscientes de que el nacimiento es una experiencia intensa para las madres, pero estamos descubriendo que puede ser una experiencia muy difícil para los bebés, y conllevar ciertas consecuencias físicas y emocionales.
El estrés, la tensión emocional y los procedimientos médicos rutinarios durante el nacimiento pueden tener un efecto traumático duradero en los bebés y en sus familias. Muchos aspectos del recién nacido pueden quedar afectados por el trauma experimentado durante el nacimiento, tales como el desarrollo cerebral, las capacidades de aprendizaje, la estabilidad emocional, la coordinación física o la autoestima.
El nacimiento es una experiencia muy intensa que crea una fuerte impronta en nuestros hijos. A lo largo de los últimos veinte años, cada vez más psicólogos, médicos y terapeutas corporales están reconociendo que se produce un trauma importante durante el nacimiento. Diversos estudios muestran que más del 80% de nuestros bebés sufren cierto grado de trauma natal, que puede ir de moderado a severo.
La importancia de curar el trauma de nacimiento.
El trauma natal no tratado puede comprometer la salud de tu bebé y afectar sus pautas de sueño, sus habitos de amamantamiento, sus estados emocionales, su llanto y su estado de bienestar general. Cuando el trauma nata se cura, los niños se relajan y se sienten más cómodos en sus cuerpos, maman y duermen bien, parecen más felices y más alerta, y son capaces de vincularse de manera segura con sus padres.